El año 2017 no fue la excepción de décadas de violaciones a la libertad religiosa en Cuba. Una de las características constantes del régimen es su total falta de respeto a la vida religiosa del pueblo cubano, aplicando a rajatabla un modelo muy similar al de China
Antes de 1992, año en que la Constitución cubana cambió su carácter de atea a laica por cuestiones estratégicas de sobrevivencia del propio sistema, el estalinismo había sido el modelo que se seguía para reprimir la fe. Luego del parteaguas de ese año, cuando muchos fueron engañados al considerar que por fin vendrían nuevos tiempos, sin percatarse de que el cambio era más en la letra que en el espíritu de la Carta Magna, lo que sucedió es que prácticamente se hizo una copia al calco del sistema chino para la represión religiosa que se ha ido sofisticando hasta hoy. Dos instituciones homólogas lo demuestran: si China tiene su Administración del Estado para las Atenciones Religiosas (SARA), Cuba tiene su Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos (OAAR); si China tiene su Three-Self Patriotic Movement (TSMP) Cuba tiene su Consejo de Iglesias de Cuba (CIC).
Serán más, muchos más, los religiosos, los cubanos todos, que harán exigencias al régimen
LA HABANA, Cuba.- Jaime Ortega, quien fuera arzobispo de La Habana, fue por algún tiempo el referente más poderoso e influyente de la iglesia católica cubana, aun cuando estaba a la sombra de los hermanos Castro. Ese religioso que estuvo encerrado durante algunos años de su juventud en esos campos de concentración que conocimos con el eufemismo de Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), se convertiría luego en artífice de las negociaciones para conseguir el buen restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.