Julio Llorente, de la Universidad Francisco de Vitoria, ha realizado sendas entrevistas a Blanca Reyes Castañón (Cofundadora de las Damas de Blanco), Leticia Ramos Herrería (Dama de Blanco, Matanzas), Zuleidys Pérez (Plataforma Femenina, Holguín), Martha Beatriz Roque Cabello (economista y disidente del Grupo de los 75), y Saily Navarro (periodista independiente, hija del disidente Félix Navarro), con el objetivo de valorar la realidad social del país, sus causas y consecuencias, los efectos derivados que afectan a la población, así como sondear las expectativas futuras de cara a la Reforma Constitucional anunciada por el gobierno.
Blanca Reyes
Blanca Reyes fue una de las fundadoras de las Damas de Blanco. Casada con el poeta Raúl Rivero, tuvo que exiliarse tras la excarcelación de éste, en 2004. Pasó un tiempo en España y ahora reside en Estados Unidos, donde continúa luchando por una Cuba mejor. En esta entrevista, Reyes nos habla sobre el lacerante presidio de su marido, la experiencia en el exilio y el proyecto texto constitucional impulsado por el Partido Comunista de Cuba.
Usted fue una de las fundadoras de las Damas de Blanco.
En efecto. Éramos las madres, esposas e hijas de los 74 hombres a los que, en el año 2003, el régimen detuvo sólo porque pensaban de forma diferente. En general, no nos conocíamos entre nosotras – no éramos políticas -, pero nos unía el común deseo de una verdadera justicia.
¿Qué hicieron para alcanzarla?
Empezamos a vernos en diferentes bufetes de abogados (todos afines al régimen, por lo que no nos prestaban demasiada atención) y a trasladar a la comunidad internacional nuestro sufrimiento. En muchas ocasiones, nos reuníamos en nuestras casas, hablábamos por teléfono... Incluso, alguna vez, nos encontramos en la misma cárcel.
¿De dónde venía el nombre "Damas de Blanco"?
Antes de que nosotras nos constituyésemos como movimiento, seis o siete mujeres se reunían - vestidas de negro en invierno y de blanco en verano – en la iglesia de Santa Rita de Cassia, en la barriada de Miramar (La Habana). Nos unimos a ellas, pero ellas pronto marcharon a otras parroquias. En consecuencia, decidimos vestirnos de blanco siempre. Ése es el origen del nombre.
¿Con quién de los encarcelados estaba relacionada?
Con el poeta Raúl Rivero, mi esposo. Sufrí mucha impotencia; él es un hombre de letras, mucho más sensible que otras personas. Además, fue condenado a una pena que, por su edad (58), no podía cumplir: veinte años. Finalmente, gracias a la presión internacional – sobre todo, gracias a la acción de España - lo excarcelaron en noviembre de 2004.
Y, a continuación, se marcharon a España.
Sí. Y lo hicimos, como todo exiliado, con un dolor muy intenso. En cualquier caso, nos ayudó mucho que el destino fuese España: nunca nos sentimos extranjeros y, ahora que también nos hemos ido, la extrañamos.
Ahora está en Estados Unidos, representando allí a las "Damas de Blanco" (como antes hizo en España). ¿En qué consiste su tarea?
Intento que nuestra lucha se conozca fuera de Cuba. Una lucha que ha estado repleta de dolor y de sufrimiento... De momentos difíciles que hemos sido capaces de superar con solidaridad y unión.
Habla usted de "dolor", que es un sentimiento que hermana, en realidad, a los exiliados de todo el mundo.
Sin duda. Al principio, creía que mi dolor – tan intenso - sería irreversible, imposible de mitigar. Pero el tiempo ha contribuido a rebajar esa angustia que me acompaña incluso en los instantes de felicidad.
¿Cree que el proyecto de texto constitucional presentado por el régimen le brindará "instantes de felicidad"?
Estoy convencida de que no será así. Se trata de un ardid del Partido para asentar su poder. Es más, de lo mismo; no espero nada.
Martha Beatriz Roque
Quizá Martha Beatriz Roque sea una de las figuras más conocidas de la oposición cubana. Impulsora del Instituto de Economistas Independientes de Cuba (nacido en 1994), firmante del documento "La Patria es de Todos" (1997) y única mujer del "Grupo de los 75", ha estado en la cárcel en dos ocasiones. Por toda esta trayectoria, fue nominada para el premio Nobel de la Paz en 2007. Ahora, en 2018, está convencida de que nada cambiará en Cuba mientras el Partido Comunista continúe siendo la fuerza superior del Estado y la sociedad.
Está usted vinculada a las Islas Canarias.
¡Así es! Tanto mi padre como mi madre nacieron allí; en Las Palmas de Gran Canaria y la Gomera, respectivamente. En esas islas tengo tíos, primos, sobrinos segundos, etc.
A principios del decenio de los 90, participó en la fundación del Instituto de Economistas Independientes de Cuba. ¿Qué le llevó a asumir ese riesgo?
Fundamentalmente, mis fracasos como economista del Estado. Yo no sabía bien qué era lo que impedía el desarrollo económico de Cuba (quizá porque la propaganda, en ese momento, nublaba mi intelecto), pero estaba convencida de que las cosas no marchaban como debían. Esa convicción me granjeó importantes enemigos entre los miembros del Partido.
Y decidió no quedarse de brazos cruzados.
Exacto. Me uní a otros economistas a los que conocía desde hacía años, y decidimos hacer públicos nuestra visión respecto a los problemas de la economía cubana. Entre las personas con las que trabajaba en esta aventura, estaban los ya fallecidos Manuel Sánchez Herrero y Arnaldo Ramos Lauzurique. Ambos eran miembros de la Junta Central de Planificación. Lo cierto es que renunciamos a nuestra comodidad para ayudar al pueblo de Cuba.
Hasta tal extremo llegó su renuncia, su sacrificio, que estuvo unos años en prisión.
Lo cierto es que yo ya he estado en dos ocasiones en la cárcel. La primera vez, entre los años 1997 y 2000, fue como consecuencia de la publicación del documento "La Patria es de Todos", que analizaba críticamente el quinto congreso del Partido Comunista cubano. En aquella ocasión, mis compañeros de fatigas fueron René Gómez Manzano, Vladimiro Roca Antúnez y el fallecido Félix Antonio Bonne Carcassés.
¿Y la segunda vez?
Eso fue en 2003. El régimen me arrestó, junto con otras setenta y cuatro personas (yo era la única mujer), "por atentar contra la independencia y la integridad territorial del Estado". La acusación - evidentemente – era falsa, pero daba absolutamente igual. Fueron momentos horribles.
El arresto, suponemos, no siguió los cauces legales.
Por supuesto que no. Mi detención violó todo lo establecido. Me trasladaron a Villa Maristas (sede de la seguridad del Estado) y registraron mi domicilio – en presencia de mi sobrina – sin el permiso de ninguna orden judicial. Además, como todo se quiso hacer con tanta presteza, el juicio fue sumarísimo. Recuerdo las palabras de mi abogada: "Yo no sé de qué te acusan; ni siquiera he tenido acceso al expediente".
Con estas detenciones de 2003, surgió el llamado "Grupo del 75".
¡Efectivamente! Hay gente que piensa que el grupo ya estaba constituido antes de las detenciones, pero lo cierto es que no nos conocíamos entre todos (así que difícilmente podíamos formar un grupo). Lo dijo el mismo Fidel Castro después del juicio: "No están todos los que son, ni son todos los que están". Entre todos, no teníamos en común sino el propósito de contribuir al desarrollo de Cuba.
Decía antes que fue la única mujer entre los encarcelados.
En un principio, arrestaron a otras dos mujeres. Pero debieron de hacer una selección posterior, y yo quedé como la única fémina. La respuesta internacional a la detención, por cierto, fue un rechazo prácticamente unánime.
Hablando de lo "internacional"... ¿Cómo acogió su nominación para el premio Nobel de la Paz?
Pues pensé que era algo inmerecido. Pero me alegró recibir ese reconocimiento internacional. Aquí, en Cuba, el régimen trata a los disidentes como "terroristas", "traidores", "vende patrias", "mercenarios"... Y hay gente que acaba considerándonos como tales. Por tanto, es gratificante que fuera, en el extranjero, te vean de otra forma, quizá más ajustada a la realidad. ¡He luchado mucho por Cuba!
¿Cree que la nueva reforma constitucional es un avance para su país?
Yo, personalmente, me niego a admitir que haya una "reforma constitucional", pues no se modifica nada de lo que caracteriza a una constitución desde el punto de vista del derecho internacional: los derechos y libertades del pueblo. Más que una nueva carta magna, es un nuevo reglamento dictatorial del Partido Comunista de Cuba.
Pero el proyecto de texto constitucional elimina el término "comunismo".
¡Porque ya nadie sabe lo que es eso! Lo sustituye por socialismo, que suena algo mejor. La pregunta, en realidad, es: "¿Para qué quieren los cubanos una Constitución, si el Partido la suspenderá cuando lo estime oportuno?" El PCC es la fuerza superior del Estado y la sociedad. Mientras eso no cambie, todo será...
¿Un fraude?
En efecto. No importa lo que diga la nueva Ley de Leyes. Todo es mentira.
Leticia Ramos
Leticia Ramos es la representante de las Damas de Blanco en la provincia de Matanzas, donde la represión del régimen contra los opositores alcanza unos niveles de crueldad y severidad difícilmente imaginables. Lleva años afanándose en devolver la libertad a Cuba y está segura de que la reforma constitucional impulsada por el Partido Comunista no va a entrañar ningún cambio sustancial en el país. Hablamos con ella sobre estas cuestiones.
No tuvo usted una infancia fácil.
¡Fue traumática! Cuando yo tenía sólo cinco años, murió mi hermano mayor (de seis); lo atropelló un coche. Su fallecimiento me trastornó, me hizo sufrir mucho. Pero también me ayudó a ser más fuerte.
¿En qué sentido?
Ante las adversidades, claro. Conocer el dolor a una edad tan temprana te permite afrontar con mejor espíritu los retos y desafíos que la vida te plantea constantemente. Además, tras la muerte de mi hermano, mi padre me empezó a tratar como si fuese un niño: me llevaba a cazar, me enseñó a conducir... En definitiva, hizo de mí una mujer con habilidades de hombre. Y yo le estoy agradecida; si hoy me dedico al activismo político, es por él, por su educación.
¿Cuándo se sintió llamada por el activismo?
Ya era una estudiante rebelde en mi época universitaria. No transigía con el mal – viniese de un profesor o de un alumno – y no guardaba silencio ante ninguna injusticia. Unos años más tarde, me uní al Partido por la Democracia, de Pedro Luis Botiel. ¡No podía aguantar la situación en que estaba inmersa Cuba!
¿Cuál era esa situación?
Injusticia, maltratos, mentiras, autoritarismo... Todo eso hacía mucha mella en mí y me acabó convenciendo de que mi deber era luchar por una verdadera democracia en Cuba. Por eso, me incorporé a las Damas de Blanco en 2005 (en ese momento, estaban lideradas por Laura Inés Pollán Toledo).
Ahora es usted representante de la organización en Matanzas.
Así es.
¿En qué consiste su día a día?
La vida de una opositora – y más de una Dama de Blanco – es necesariamente difícil. Y yo me entrego en cuerpo y en alma: empiezo el día y lo acabo pensando en el mejor modo de acabar con la dictadura. Una preocupación a la que tengo que sumar la familia, las necesidades económicas... Mi vida no es precisamente cómoda, pero es la que yo he elegido.
Hablando de la familia... ¿Teme por la suya?
¡Claro! Intento dejar todo en orden cuando salgo a la calle, pues siempre está presente la posibilidad de que no regrese. O bien porque el régimen cumpla sus amenazas de meterme en prisión, o bien porque la policía me mate con una de sus palizas.
¿Y su familia teme por usted?
Afortunadamente, tengo un hijo que me apoya y me insufla ánimos para seguir adelante en mi combate contra la dictadura. Otras "damas", por el contrario, son presionadas por sus familias para que abandonen el movimiento.
¿Por qué?
El régimen suele amenazar con dejar sin trabajo a sus cónyuges o con expulsar del colegio a sus hijos; y hace todo por asfixiarnos económicamente. Sobre todo, aquí, en Matanzas, donde la represión contra las Damas de Blanco – y toda oposición, en realidad – es especialmente severa. Dicen, de hecho, que la policía política de esta provincia es la más sangrienta de todo el país.
¿A qué se debe esta severidad?
Básicamente a tres factores. El primero tiene que ver con la importancia turística de la provincia: Matanzas es la zona de Cuba - a ella pertenece Varadero - que más turismo internacional acoge. El segundo, por su parte, está relacionado con un hecho más cultural: en la ciudad de Cárdenas, perteneciente también a esta región, está el Museo a la Batalla de Ideas, inaugurado por Fidel Castro.
¿Y el tercer factor?
La tradición insumisa del pueblo de Matanzas: ha habido huelgas y manifestaciones encaminadas a reclamar derechos... Y eso el régimen no lo perdona. Aquí, la gente se ha mostrado dispuesta a renunciar a cierta comodidad y a luchar por la democratización de Cuba.
¿Usted, personalmente, a qué ha renunciado?
De entre todas las renuncias que he hecho para continuar con la batalla política, hay una que me duele muy especialmente: la familiar. Mi esposo y mi hijo mayor tuvieron que abandonar Cuba hace años, ante el riesgo de una detención inminente. Eso me ha impedido también ver crecer a mi único nieto... Narrarle cuentos, cantarle canciones, jugar con él horas y horas...
Debe de ser duro.
Lo es. Y más aún cuando le añades mis problemas económicos. ¡No tengo dinero ni para llevar a mi madre a comer un helado! Pero éstos no han sido los peores sufrimientos que me ha causado el régimen.
¿Cuáles han sido?
El trato que le dispensaron a mi agonizante padre, sin duda. Con un cáncer de próstata, el Estado convirtió en un calvario sus últimos días de vida. Jamás olvidaré las detenciones, el allanamiento de mi vivienda, las palizas... Todo ello, estando él en una fase terminal de su enfermedad. Fue horrible. No habrá nada que me devuelva a mi padre, pero lucharé porque mis hijos y mis nietos puedan gozar de la libertad que a él le hurtaron.
¿Cree que la nueva reforma constitucional acerca esa libertad de la que habla a los cubanos?
¡Por supuesto que no! No espero nada de la reforma constitucional; es más de lo mismo. Estoy convencida de que no es más que un ardid encaminado a hacer creer al mundo que en Cuba se están produciendo cambios sustanciales. Y la realidad es bien distinta: aquí permanece imperante una dictadura dinástica. Pero...
¿Qué?
La gente, especialmente la juventud, está cada vez más cansada de mentiras; lo veo y escucho a diario en las calles. La chispa que puede encender la hoguera está a punto de prenderse. Y, cuando lo haga, las Damas de Blanco estaremos ahí, como hasta ahora.
Zuleidys Pérez
Zuleidys Pérez es miembro de la Plataforma Femenina, una organización que lucha a diario por el "empoderamiento de la mujer cubana". Convencida de que la reforma constitucional impulsada por el Partido Comunista no conllevará nada bueno para su país, Zuleidys nos habla sobre la necesidad de continuar luchando por la democracia en una tierra, Cuba, que por el momento no la conoce.
¿Cuándo decidió sumarse a la disidencia activa?
En febrero de 2008, cuando Díaz Canel era secretario del Partido en mi región, Holguín.
¿Por qué dio el paso?
En aquel momento, el Gobierno estaba realizando un proyecto llamado "Imagen", que consistía en embellecer y transformar la arquitectura holguinera. Para hacerlo con cierta premura, prepararon unos grupos de trabajo que – junto con los inspectores de vivienda - debían desalojar y ordenar la demolición de los edificios "ilegales", inadecuados. Mi familia fue una de las damnificadas por ese atropello.
Hoy, usted da la batalla desde la Plataforma Femenina. ¿Cuál es el objetivo de esta organización?
Fundamentalmente, el empoderamiento de la mujer cubana. Nos afanamos en que las mujeres vayan asumiendo un rol cada vez más importante en la sociedad, en que se interesen más por la política... Las cubanas deben conocer sus derechos y aprender a defenderse ante cualquier acto de violencia. Por otro lado, evidentemente, Plataforma Femenina está comprometida con la democracia.
Estarán ustedes ligadas, entonces, a las Damas de Blanco.
¡Claro! La nuestra es una relación de mutuo apoyo y colaboración. Eso sí, cada una por su lado.
¿A qué se refiere?
A pesar de que colaboramos estrechamente con ellas y de que estamos abiertas a trabajar con todas las organizaciones, ellas tienen sus estrategias y líneas de trabajo y nosotras, las nuestras. Nosotras estamos más centradas, como digo, en el empoderamiento de la mujer; ellas, en la liberación de los presos políticos.
Plataforma Femenina también converge con otras organizaciones en la Mesa de Unidad de Acción Democrática.
¡Efectivamente! Somos miembros – desde su primer mandato – de la MUAD, donde coincidimos con muchos otros grupos que luchan cada día por la democracia en nuestra patria.
La lucha por la democracia está ahí, pero no todas las organizaciones profesan un mismo credo ideológico, ¿no?
Las corrientes ideológicas son diversas, pero se respetan las líneas de trabajo de cada organización y buscan objetivos comunes. Por ejemplo, la ya mencionada democratización de Cuba.
¿La nueva reforma constitucional impulsada por el Partido Comunista ayudaría a la democratización de Cuba? ¿O no?
¡Por supuesto que no! Lo que hace, en realidad, es obstruir la urgente modernización que necesita nuestro país. Además, su punto de arranque no fue el pueblo o la sociedad civil, sino la simple voluntad de un partido que controla el Estado y tiraniza a los ciudadanos.
¿Es ilegítima, por tanto?
Sí. En tanto que no emana de la voluntad popular y rechaza la pluralidad política, consolidando la existencia de un único partido.
Saily Navarro
Saily Navarro es hija del egregio disidente Félix Navarro; por eso, padeció la represión del régimen ya en la más tierna infancia. Desde 2003, año en que encarcelaron por segunda vez a su padre, lucha activamente por los derechos humanos y la democratización de Cuba como periodista y como miembro de las Damas de Blanco.
Usted ha vivido la disidencia al régimen desde la más tierna infancia; la ha aprendido de su combativo padre, Félix Navarro.
¡Así es! Mi padre empezó a sentirse desencantado con el régimen tras el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa, en 1989. Convencido ya de la falsedad y de la injusticia del sistema, decidió dedicarse a llenar su pueblo natal, Perico, de carteles contrarios a Fidel Castro. Como consecuencia, fue detenido y encarcelado por tres años (de 1992 a 1995).
¿Cómo le afectó la estancia en prisión?
Allí conoció a muchos líderes de la oposición. Por ello, cuando salió de la cárcel, comenzó a dedicarse plenamente al activismo político. Eso también provocó un cambio en la dinámica familiar; nos tuvimos que acostumbrar a lidiar con una constante represión.
Una represión que alcanzó su cénit en la primavera del año 2003.
Así es. Ese año, mi padre fue encarcelado junto con otros 74 defensores de los derechos humanos. Su condena era de 25 años, pero "sólo" cumplió ocho y cuatro meses.
Tras el encarcelamiento de estas 75 personas, surgen las "Damas de Blanco" y usted se adhiere a ellas.
¡Efectivamente! En un principio, el movimiento lo integrábamos exclusivamente familiares de los encarcelados (madres, esposas, sobrinas). Vestidas de blanco y con un gladiolo en la mano, asistíamos cada domingo a misa en la iglesia de Santa Rita, en el Barrio de Miramar, y luego caminábamos en silencio por la Quinta Avenida. Además, escribíamos misivas que entregábamos en diferentes dependencias del Estado.
¿Y albergaban alguna esperanza de que el Estado las escuchara?
Bueno, el objetivo era visibilizar, denunciar, el atropello cometido. Deseábamos que todo el mundo supiera el calvario que sufren los presos políticos; que sus voces dolientes alcanzasen todos los rincones de Cuba y del mundo. Todos los integrantes del grupo del 75 fueron liberados hace siete años - algunos lo habían sido ya antes -, pero los que permanecen en el país siguen en peligro; su libertad sigue pendiendo de un fino hilo. Por ellos, por los más elementales derechos humanos y por un cambio en Cuba, siguen luchando las Damas de Blanco.
Usted representa a la organización en la provincia de Matanzas, donde la represión policial es especialmente feroz.
En realidad, los niveles de represión en Matanzas son semejantes a los de otras zonas de Cuba (aunque, eso es cierto, ha habido momentos en que han sido muy elevados). En estos momentos, de hecho, la policía está muy envalentonada en todas las regiones del país, de oriente a occidente y de norte a sur.
¿En qué se traduce ese envalentonamiento?
Detenciones de corta o media duración, palizas, multas, actos de repudio, amenazas, chantajes, quebrantos, expulsión de puestos de trabajos, restricción de la libre circulación. En marzo de este año, por ejemplo, cinco "Damas de Blanco" fueron encarceladas simplemente por aludir a las mujeres en público. Como digo, los mecanismos pueden cambiar, pero la mecha de la represión permanece encendida, vigorosa.
Usted padece el despotismo del régimen por partida doble; además de miembro de las Damas de Blanco, es periodista.
¡Claro! Ejercer el periodismo en regímenes totalitarios siempre entraña consecuencias: el acoso, la persecución y hasta la cárcel. El Gobierno cubano sabe perfectamente que, como dijera José Martí, "la primera libertad, base de todas, es la de la mente". Y actúa con esmero para reprimirla y para seguir dominando, así, las conciencias de los cubanos.
¿La nueva reforma constitucional ayudará a los periodistas a ejercer su profesión con más libertad?
Ni pensarlo; es una reforma constitucional gatopardista. No nos acerca ese país libre, próspero, justo y plural con el que muchos cubanos soñamos y pone de manifiesto el afán del régimen de perpetuarse. Es una verdadera farsa.