No hay fecha fija, no hay hora, día, mes ni año, que anuncien de antemano el comienzo del porvenir. Lo que existen son marcas, vetas, corrientes, franjas de la vida de un país en las que se puede prever lo que pasará en una sociedad cuando el futuro pierda su nombre inasible y sonoro y se convierta en una realidad presente. Los únicos en Cuba que tienen contactos y trabajan para que ese tiempo llegue a la Isla son los hombres y mujeres de la oposición pacífica, los periodistas independientes y los artistas libres.
El gobierno los reprime, los golpea, los encarcela y los acosa para que el pasado, que es el socialismo fracasado, siga en una agonía que le permite el lujo y el poder. Otros sectores de la sociedad viven las alternativas diarias refugiados en el miedo, en la indiferencia, en las fronteras de la familia o en la alegría permanente programada y promovida por los pícaros estatales especialistas en demostrarle a los extranjeros que en el Caribe se puede gozar hasta en la esclavitud.
Los opositores, los periodistas y los artistas libres no constituyen, desde luego y por fortuna, un bloque unánime de fanáticos con ínfulas de héroes salvadores. No. Se trata de grupos de cubanos de ideas diversas y contradictorias, de diferentes orígenes, que en vez de pensar en el porvenir, tienen que realizar sus tareas todos los días y, al mismo tiempo, estudiar cómo salvarse de la persecución y la violencia policial.
Esa libertad que se han ganado y ejercen frente a los cuchillos, les permite, por ejemplo, enfrentar con lucidez y coraje la realidad de su país y la de otras naciones. La oposición suscribió esta semana un documento de solidaridad con Venezuela, abocada ahora a los rigores del régimen que sufre Cuba.
Mientras Raúl Castro envía una carta a Nicolás Maduro “con inmenso júbilo revolucionario” por el respaldo “claro y rotundo” a su Constituyente, casi medio centenar de activistas y líderes de la oposición afirmaron que el castrismo ensaya y aplica en aquel país su tecnología represiva y que “desde La Habana se diseña la estrategia para instalar el totalitarismo y se envían los agentes necesarios para concretar su objetivos”.
La nota dice que Raúl Castro, Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Alejandro Castro son responsables “por igual” de la “situación desastrosa que se vive en la nación hermana”.
La oposición pacífica, los periodistas y los artistas libres ya viven en un pedazo del porvenir de Cuba que ellos han descubierto y en el que, a pesar de los riesgos de golpizas y celdas de castigo, pueden decir lo que piensan y publicarlo.
No hay fecha fija, ya se ha dicho, para el tiempo en el que se pueda decir todo sin las amenazas de una paliza o de un calabozo.